Rutas etnográficas de Valleseco: Rutas de las ánimas
La costumbre ancestral del Rancho de Ánimas se celebra en el barrio de Madrelagua a mediados de Febrero. Se escoge un sábado por la tarde para la actuación de un grupo de tocadores, que se reúne para cantar y recaudar dinero entre los vecinos con el objetivo de ofrecer misas a las ánimas. La mayoría son ancianos que mantienen la tradición y alguno de sus hijos que ha heredado su interés. Se trata del Rancho de Ánimas de Arbejales-Teror poque sus componenetes proceden sobre todo de San Isidro, Arbejales y algunos de Madrelagua. En todos estos pagos, así como en otros de Teror, siguen el mismo ritual centenario que ha resistido hasta hoy el paso de los años.
El Rancho de Ánimas de Arbejales-Teror es un original y único sistema de religiosidad popular de carácter animista que se remonta, al menos, a los inicios del XVI. En esta tradición se fusionan de manera ecléctica antiguos cultos y prácticas animistas de la cultura aborigen, el cristianismo primitivo, panteísta y pagano de las culturas mediterráneas, así como el catolicismo evangelizador que llega con los conquistadores que traen consigo la doctrina del Purgatorio. La Tradición de Los Cantadores desarrolla sus salidas cada sábado a lo largo del solsticio de invierno, de Santa Lucía en diciembre a La Candelaria en febrero. Si los aspectos de religiosidad popular de esta tradición animista ya en sí mismos son de un valor etnográfico único y excepcional, los elementos musicales, sonoros y literarios del Rancho de Ánimas de Arbejales-Teror, sus coplas y deshechas, el uso de las espadas como instrumentos musicales, la improvisación de los cantadores, son de un valor etnomusicológico incalculable. El valor cultural del Rancho de Ánimas de Arbejales está no sólo en su función, cantar a cambio de una limosna por las Benditas Ánimas del Purgatorio, las almas de los difuntos de la comunidad, sino que al mismo tiempo esta tradición supone cada año una importante reunión social y una celebración o fiesta al desarrollar un complejo ritual a través de sus cantos, de la cena comunitaria y del ritual de las doncellas doblando el paño en la casa o lugar donde a lo largo de la tarde, noche y a veces madrugadas de los sábados de invierno se llevan a cabo sus actividades.
Las Salidas del Rancho de Ánimas
Históricamente, las salidas comenzaban el domingo anterior a Navidad y terminaban dos domingos después de la Candelaria. Actualmente, se extienden desde mediados de diciembre, tras Santa Lucía, hasta principios de marzo, manteniendo la tradición de recorrer casa por casa para recoger limosnas y realizar sus actuaciones.
El día de la salida del rancho, tradicionalmente los domingos o festivos y desde la década de 1970 los sábados, comienza por la mañana. Un grupo pequeño de rancheros, liderados por el Ranchero Mayor y un vecino del barrio, recorre las casas del área recogiendo limosnas con frases como "¿hay algo para las Ánimas?" o "Las Ánimas a la puerta". La limosna se recoge en una taleguilla de paño, agradeciendo con "Las Ánimas se lo paguen" y respondiendo "Y a ustedes los pasos". También se aceptan encargos para cantar en casas específicas. Este recorrido dura de 10:00 a 14:00 horas.
Actualmente, esta tarea se realiza en coche, aunque antes se hacía a pie, enfrentando el clima. Después del recorrido, los rancheros se retiran a sus hogares hasta reunirse a las 17:00 en un lugar estratégico (un bar, local social, cruce de carreteras, etc.). Una vez reunido el grupo completo, se dirigen a las casas donde actuarán, empezando por las más lejanas y acercándose gradualmente al lugar de la cena. En cada casa cantan dos o tres coplas y, a menudo, reciben aperitivos y café, así como nuevas limosnas. A las 20:00 llegan al lugar de la cena, que antiguamente podía retrasarse hasta la medianoche debido a las numerosas visitas. La cena, que solía consistir en leche, gofio, queso, pan, aceitunas, ron y coñac, ahora incluye también el rancho canario, sopas, estofados y bebidas como vino y refrescos. Los vecinos solían colaborar aportando productos para la cena. La cena se hacía por turnos si había muchos rancheros. Tras la cena, se cantaba la "Copla de la Cena", un momento solemne que describe la vida y milagros de Cristo, involucrando a cuatro niñas que manipulaban un paño representando al antiguo Paño de Ánimas. Este acto era de gran solemnidad, con todos los presentes en pie y sin sombreros. Después de la Copla de la Cena, el rancho atendía las peticiones de los asistentes hasta la madrugada, aunque en el pasado podían seguir hasta el mediodía siguiente. Las restricciones eclesiásticas, cambios en las costumbres y actividades laborales han acortado estas celebraciones, finalizando generalmente alrededor de las 2 o 3 de la madrugada.
A continuación reflejamos dos de las salidas históricas que hacían a pie el Rancho de Ánimas por todos los rincones del barrio de Madrelagua. Se ha añadido la Ruta de las Cruces que todavía existen en el municipio de Valleseco y que puedes recorrer para descubrir las historias que existen alrededor de cada una de ellas.
RUTA ETNOGRÁFICA: SALIDA DEL RANCHO DE ÁNIMAS EN MADRELAGUA 1
Esta es una ruta circular de 6,1 kms por distintos sitios del barrio de Madrelagua que en su día recorría el Rancho de Ánimas para recaudar dinero entre los vecinos y ofrecer misas a las ánimas benditas. Discurre en parte por la carretera GC-241 por lo que hay que tener precaución con el tráfico.
RUTA ETNOGRÁFICA: SALIDA DEL RANCHO DE ÁNIMAS EN MADRELAGUA 2
Esta es una ruta lineal de 3 kms por Los Llanos, Los Naranjeros y Quiebramontes, sitios del barrio de Madrelagua que en su día recorría el Rancho de Ánimas para recaudar dinero entre los vecinos y ofrecer misas a las ánimas benditas. Discurre en parte por la carretera GC-241 por lo que hay que tener precaución con el tráfico.
RUTA ETNOGRÁFICA: RUTA DE LAS CRUCES
La Ruta de las Cruces está relacionada con el culto a los muertos que se hacía en el pasado. Había distintos motivos para erigir una cruz. A veces, se colocaban para señalar los lindes entre municipios, como la Cruz del Talayón de Ariñez, límite entre Valleseco, San Mateo y Teror, o para conmemorar una fecha importante como el cambio de siglo o misiones evangélicas realizadas por monjes claretianos o jesuitas. Pero las más comunes señalizaban los cruces de caminos y los "descansaderos de muertos". Estos últimos eran los lugares donde se paraba para descansar en los distintos trayectos que se hacían para transportar la caja de los fallecidos desde los barrios hasta el casco. Había varios en todos los barrios. De algunas de las cruces se cuentan leyendas de luces nocturnas que vagaban como si fueran almas en pena: entre la Cruz de La Laguna y la Cruz del Sobradillo (leyenda del Hacho de La Laguna) y en la Cruz de los Cárdenes.
Recorrido circular de unos 7,45 kms. que se inicia a la entrada del casco de Valleseco enfrente de la Fuente de la Rosa y continúa subiendo hacia El Prado para bajar después por el Lomo del Quemado, El Sobradillo y subir a La Laguna y volver al casco de Valleseco. Durante el trayecto se van viendo distintas cruces, ubicación de antiguas cruces ya desaparecidas y de antiguos cementerios y lugares donde se descansaba cuando se traían a cuestas las cajas con los muertos desde los distintos barrios hasta el casco.
Las cruces que vamos a encontrar se colocaron por distintos motivos:
-Cruces de término , se colocaban en los lindes entre municipios, por ej la Cruz de Constantino que estaba colocada en el límite entre San Mateo, Tejeda y Teror en el Monte Constantino en la Cumbre. Hoy día está desaparecida. De éstas no vamos a encontrar ninguna en este recorrido.
-Cruces conmemorativas, señalan el lugar donde había ocurrido un accidente o cruces que se colocaban por ej. para celebrar el cambio de siglo o misiones evangélicas. En esta ruta pasaríamos por la Cruz del Siglo y la Cruz de las Misiones.
-Cruces de caminos, que en esta ruta serían la Cruz de La Laguna, Cruz de los Cárdenes y la Cruz del Sobradillo
-Cruces de descansaderos de muertos. Estos eran los lugares donde se paraba para descansar en los distintos trayectos que se hacían para transportar las cajas de los fallecidos desde los barrios hasta el casco.
En esta ruta vamos a ver varios. En el inicio de la ruta, está la Cruz del Calvario, enfrente de la Fuente de la Rosa. Al llegar al casco el cortejo fúnebre hacía el último trayecto hasta la iglesia que recibía el nombre de El Calvario. Hasta aquí llegaba el cura para encontrar al fallecido y después para despedirlo y llevarlo al cementerio, que está un poco más abajo. Por aquí, subían los finados de los barrios de Zamora, Monagas, El Zumacal.
Otros descansaderos de muertos que en el pasado estaban señalizados con una cruz eran la Cruz de la Herrera, al principio de la carretera de bajada a Zamora. El descansadero era el muro, donde se sienta la gente actualmente. Por ahí subían desde los barrios del Barranquillo, Zamora, Caserón. De los barrios de Madrelagua y Cuevecillas, venían por la calle de Los Matos, y donde está el pilar, por debajo del colegio, se encontraba la Cruz de los Matos. De los barrios de Lanzarote, bajaban por la calle al lado de la gasolinera y el descansadero estaba donde hoy se encuentra la última casa que hace esquina. Los fallecidos de Valsendero venían por el camino real que llega a la Calle Flor de Mayo, un poco más arriba del anterior. El descansadero estaba donde se puede ver hoy en día el pilar de Juanito Domínguez.
La Ruta de las cruces es un recorrido circular de 7,45 kms que podemos iniciar en el casco de Valleseco en la Cruz del Calvario, aunque se puede iniciar en cualquier punto. Se recomienda prestar atención al tráfico en los tramos en los que se transita por carretera.
"Cruz Santa, Cruz bendita
quien te salva, quien te guía,
por aquel que murió en tí,
cosa mala no llegue a mí,
ni de noche, ni de día,
ni al peso del mediodía".