La Alpispa es un alojamiento diseñado para disfrutar de un entorno único en el marco del Parque Rural de Doramas en Valleseco. Confort y diseño se dan la mano en una moderna instalación adaptada para huéspedes con diferentes grados de discapacidad motórica, así como para aquéllos que no necesitan de un espacio adaptado, logrando que una estancia este establecimiento sea un auténtico retiro de la rutina diaria.

La casa, adquirida por sus propietarios en 1997, data de finales del siglo XIX. La parte más antigua de la edificación, aquella en la que se encontraban los establos (alpendre en Canarias) y el granero, así como el patio principal, han sido rehabilitados y adaptados siguiendo modernos estándares de calidad y confort. De ello, a día de hoy ha surgido La Alpispa, la cual se compone de La Posada, un apartamento de 50 m2 con cocina-comedor, baño con plato ducha, sala de estar y amplio dormitorio. El Granero, un sencillo dormitorio de dos camas con aseo auxiliar, El Alpendre, un pub privado de 30 m2 para uso exclusivo de los huéspedes.

Estas tres dependencias están unidas por un porche que cuenta con una mesa de comedor para seis comensales. Anexo al porche encontramos un gran patio (110 m2) con un segundo espacio cubierto con dos niveles de barbacoa. Este espacio cuenta con encimera con fregadero y cajones con todos los utensilios necesarios para la barbacoa y para disfrutar de una comida en el exterior de la casa.

En un nivel inferior encontramos el garaje cubierto y una finca de 2.000 m2 completamente aislada del exterior y de las fincas vecinas, en la que hay gran cantidad de árboles frutales de temporada: aguacateros, perales, manzaneros, cirueleros, nispereros, nectarinos, melocotoneros, limoneros, naranjeros, mandarinos.

La disposición de la finca ha permitido crear largos parterres con flores, hierbas medicinales y aromáticas; dos espacios con césped en uno de los cuales se ubica una fuente con un banco en el que disfrutar del sonido del agua y observar la infinidad de pajarillos que habitan en los árboles de la finca. En este mismo nivel, instalamos una piscina americana de 10 m x 5 m, seis hamacas y sus confortables colchonetas para tomar el sol.

Anexo a este espacio encontramos un cuarto que hemos llamado El Retiro en el que el relax y el descanso van de la mano de una bañera de hidromasaje de dos plazas (cuenta con estufa a gas durante el otoño e invierno), y un pequeño tresillo en el que perdernos en la lectura o simplemente disfrutar del canto de los pájaros.

El resto de la vivienda está ocasionalmente ocupada por los propietarios o por otros inquilinos, aunque en determinadas temporadas están ausentes de la casa. Cuando se encuentran en la propiedad ocupan un nivel superior perfectamente delimitado, no siendo invasivo en ningún caso con las dependencias de La Alpispa. De hecho, cuentan incluso con accesos diferentes a su parte de la propiedad, lo cual hace casi imposible encontrarse con ellos durante la estancia. Con todo ello, la intimidad en el uso y disfrute de las instalaciones por parte de los huéspedes de La Alpispa queda completamente garantizada.

El uso de instalaciones comunes de la vivienda por parte de los propietarios queda limitado a las propias del cuidado del jardín y la piscina en largas estancias en las que es estrictamente necesario su mantenimiento. Cabe añadir que cuando coinciden huéspedes y propietarios éstos muestran su total disposición a tratar de resolver cualquier eventualidad que pudiera surgir, así como a brindar su asesoramiento y conocimientos del lugar para que quienes tienen a bien hospedarse en este lugar, obtengan un máximo aprovechamiento de su estancia en esta preciosa zona de la isla de Gran Canaria.

La extensa red de senderos, caminos, área recreativa, centro de interpretación y dispersos caseríos tradicionales alejados del bullicio de las pobladas urbes de la isla, hacen de este espacio un lugar único para unas vacaciones en pleno contacto con la naturaleza. Acabar recorriendo la isla en coche desde esta localización geográfica te hará regresar a casa con la sensación de haber completado una auténtica inmersión natural y cultural en la isla de Gran Canaria.